El
Código Deontológico de Trabajo Social es una guía para los profesionales que sirve para
resolver los conflictos éticos que puedan surgir a lo largo de la profesión y
asegurar el buen ejercicio de ésta.
Sus objetivos, entre otros, son:
- Delimitar responsabilidades profesionales.
- Promover el incremento de los conocimientos científicos y técnicos.
- Definir el correcto comportamiento profesional.
- Evitar la competencia desleal.
- Mantener el prestigio de la profesión
- Perseguir el constante perfeccionamiento de las tareas profesionales.
- Atender al servicio a la ciudadanía y a las instituciones
- Valorar la confianza como factor importante y decisivo en las relaciones públicas.
- Servir de base para las relaciones disciplinarias.
Entre las funciones del trabajador y la trabajadora
social se encuentran:
- Información.
- Investigación.
- Prevención.
- Asistencia.
- Atención directa.
- Promoción e inserción social.
- Mediación.
- Planificación.
- Gerencia y dirección.
- Evaluación.
- Supervisión.
- Docencia.
- Coordinación
Dentro del Código Deontológico hay cuatro capítulos, con
un total de 59 artículos, en los que se recogen los derechos y deberes de todos
los trabajadores y trabajadoras sociales en el ejercicio de su actividad
profesional.
En esta entrada se habla de los principios generales de
la profesión que corresponde al Capítulo II del Código.
El Artículo 7 establece que “el Trabajo Social está fundado sobre los valores indivisibles y
universales de la dignidad humana, la libertad y la igualdad tal y como se
contemplan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las
instituciones democráticas y el Estado de Derecho. En ellos se basa la
actuación profesional, por medio de la aceptación de los siguientes
principios”.
Principios básicos:
- Dignidad: la persona tiene valor en sí misma.
- Libertad: la persona realiza todos los actos sin coacción ni impedimentos.
- Igualdad: todos tenemos los mismos derechos y deberes compatibles.
Principios generales:
- Respeto activo a la persona, al grupo, o a la comunidad como centro de toda intervención profesional.
- Aceptación de la persona en cuanto tal con sus singularidades y diferencias.
- Superación de categorizaciones derivadas de esquemas prefijados.
- Ausencia de juicios de valor sobre la persona así como sobre sus recursos, motivaciones y necesidades.
- Individualización expresada en la necesidad de adecuar la intervención profesional a las particularidades específicas de cada persona, grupo o comunidad.
- Personalización exige reconocer el valor del destinatario no como objeto sino como sujeto activo en el proceso de intervención con la intencionalidad de derechos y deberes.
- Promoción integral de la persona, considerada como un todo, desde sus capacidades potenciales y los múltiples factores internos y externos circunstanciales. Supone superar visiones parciales, unilaterales así como integrar la intervención a través de la interprofesionalidad.
- Igualdad de oportunidades, de derechos, de equidad y de participación.
- Solidaridad, implicarse en el logro de una sociedad inclusiva, y la obligación de oponerse a las situaciones sociales que contribuyen a la exclusión, estigmatización o subyugación social.
- Justicia social con la sociedad en general y con las personas con las que se trabaja, dedicando su ejercicio profesional a ayudar a los individuos, grupos y comunidades en su desarrollo y a facilitar la resolución de conflictos personales y/o sociales y sus consecuencias.
- Reconocimiento de derechos humanos y sociales y su concreción en el ejercicio real de los mismos.
- Autonomía ejercida desde la confianza en las capacidades propias de los profesionales, sin coacciones externas.
- Autodeterminación como expresión de la libertad de la persona y por lo tanto de la responsabilidad de sus acciones y decisiones.
- Responsabilidad y corresponsabilidad con la persona usuaria, con todos los sujetos que participan en la intervención profesional y con las instituciones.
- Coherencia profesional conociendo y respetando el proyecto y la normativa de la institución donde trabaja.
- Colaboración profesional de manera activa, constructiva y solidaria en relación con los/las otros/as profesionales que participan en la intervención profesional con la persona usuaria. Del mismo modo en lo referente a la auto-organización de los/as profesionales del trabajo social en sus estructuras organizativas colegiales.
- Integridad exige del profesional no abusar de la relación de confianza con la persona usuaria, reconocer los límites entre la vida personal y profesional, y no aprovecharse de su posición para obtener beneficios o ganancias personales.
Se exponen estos artículos ya que se considera que en
muchos de ellos los trabajadores sociales pueden llegar a experimentar
conflicto y que no es tan fácil como parece, por ello es importante conocerlos
y saber cuáles son nuestras limitaciones para que nuestra práctica profesional
sea lo más eficaz posible.
Patricia Gómez Torres 3º A1.
3 comentarios:
Yo estudio Trabajo Social pero a veces siento que es una carrera con una responsabilidad muy grande, ya que trabajas con los problemas de las personas y saber hacer como darles la ayuda correcta para esa persona. A veces siento que T.S no es lo mio, sin embargo me gusta ayudar a las personas lo poco a o mucho que se pueda hacer. Y me gustan tus blosg. Y me gustaría platicar contigo saber mas de la profesión.
me podrias proporcionar la fuente
Siempre como profecionales debemos de manejar la enpatia y saber sobrellevar las adversidades los problemas de familias ,aún sabiendo que tambien tenemos nuesteos propios problemas
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