viernes, 15 de mayo de 2015 0 comentarios

INFANCIA: Reflexión final.

Tras estas entradas relativas a la infancia, está claro que es uno de los sectores de la población más vulnerable en todo el mundo. No solo aquí en España a causa de la crisis actual y la pobreza que hay, sino en todo el mundo, y justamente por esto debería haber mucha más gente concienciada en que hay que cambiar las situaciones que se dan en contra de estas personitas. Hay que darse cuenta de que hay que cuidarlos, que son las generaciones futuras que cuidarán de nosotros o de nuestros hijos,. Hay que darse cuenta de que hay que dejarles un mundo mejor, más cuidado, con menos maldad, porque es esto, la maldad lo que habita en muchos corazones de las personas, y lo que corrompe las personalidades de otra gente que podría ser diferente.

Creo que es vital darles la importancia que merecen, sus derechos, aceptar sus facultades y las aptitudes que tienen, darles voz en aquellas cosas que son tan vitales para su futuro, para su vida, y para la conservación de la humanidad como algo bueno y no como algo dañino.




Realizado por: Sara Belén León Ortega, subgrupo A1 de la asignatura Ética y deontología para el Trabajo Social.
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PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS

Los prejuicios y los estereotipos son las percepciones que tenemos de los demás, la mayoría suelen ser negativos. Son el resultado de ciertos procesos cognitivos.

¿Tenemos o no prejuicios y estereotipos?

Es posible que la mayoría de las personas los tengan, pero como profesionales del Trabajo Social, debemos fomentar el conocimiento a la población general de su significado peyorativo para conseguir eliminarlos de nuestro vocabulario o pensamiento.
Los estereotipos se definen como:
  • Rasgos que se atribuyen a un grupo.
  • Imagen mental simplificada de los miembros de un grupo compartida socialmente.
  • Creencias que atribuyen características a los miembros de un grupo.

Algunos ejemplos son: “los andaluces son unos vagos” o “los madrileños son unos chulos”.
Además, los estereotipos se dividen en:
  • Estereotipos positivos: “los gitanos son buena gente”.
  •  Estereotipos neutros: “los suecos son altos”.
  • Estereotipos negativos: “los negros son unos guarros”.

Aunque intentemos concienciar a la población para que dejen de utilizarse los estereotipos, es necesario saber que éstos son resistentes al cambio y que su principal característica es la de generalizar.

Los prejuicios incluyen la emoción y la acción. Se definen como un juicio previo no comprobado, de carácter favorable o desfavorable, acerca de un individuo o de un grupo. Los prejuicios también pueden ser positivos o negativos.

Un ejemplo de un prejuicio negativo sería: “veo a un gitano y pienso que me va a timar o robar, por lo que siento miedo y salgo corriendo”.

¿Qué pasaría si un profesional tuviera prejuicios o estereotipos?


Personalmente creo que los trabajadores y trabajadores deberían intentar eliminar este tipo de pensamiento o conseguir que no le afectase a la hora de llevar a cabo la posible intervención, ya que los estereotipos y prejuicios suelen acabar con una discriminación de las personas. Si finalmente, no se ven capaces de dejar este tipo de pensamientos, debería derivar a otro profesional para no perjudicar a la persona. 


Patricia Gómez Torres 3º A1

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CÓDIGO DEONTOLÓGICO


El Código Deontológico de Trabajo Social es una guía para los profesionales que sirve para resolver los conflictos éticos que puedan surgir a lo largo de la profesión y asegurar el buen ejercicio de ésta.
Sus objetivos, entre otros, son:
  • Delimitar responsabilidades profesionales.
  • Promover el incremento de los conocimientos científicos y técnicos.
  •  Definir el correcto comportamiento profesional.
  • Evitar la competencia desleal.
  • Mantener el prestigio de la profesión
  • Perseguir el constante perfeccionamiento de las tareas profesionales.
  • Atender al servicio a la ciudadanía y a las instituciones
  •   Valorar la confianza como factor importante y decisivo en las relaciones públicas.
  • Servir de base para las relaciones disciplinarias.

Entre las funciones del trabajador y la trabajadora social se encuentran:
  •  Información.
  •  Investigación.
  • Prevención.
  • Asistencia.
  • Atención directa.
  • Promoción e inserción social.
  •  Mediación.
  • Planificación.
  • Gerencia y dirección.
  • Evaluación.
  • Supervisión.
  • Docencia.
  • Coordinación

Dentro del Código Deontológico hay cuatro capítulos, con un total de 59 artículos, en los que se recogen los derechos y deberes de todos los trabajadores y trabajadoras sociales en el ejercicio de su actividad profesional.

En esta entrada se habla de los principios generales de la profesión que corresponde al Capítulo II del Código.
El Artículo 7 establece que “el Trabajo Social está fundado sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad y la igualdad tal y como se contemplan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las instituciones democráticas y el Estado de Derecho. En ellos se basa la actuación profesional, por medio de la aceptación de los siguientes principios”.

Principios básicos:
  1. Dignidad: la persona tiene valor en sí misma.
  2.  Libertad: la persona realiza todos los actos sin coacción ni impedimentos.
  3. Igualdad: todos tenemos los mismos derechos y deberes compatibles.

Principios generales:
  1. Respeto activo a la persona, al grupo, o a la comunidad como centro de toda intervención profesional.
  2. Aceptación de la persona en cuanto tal con sus singularidades y diferencias.
  3. Superación de categorizaciones derivadas de esquemas prefijados.
  4. Ausencia de juicios de valor sobre la persona así como sobre sus recursos, motivaciones y necesidades.
  5.  Individualización expresada en la necesidad de adecuar la intervención profesional a las particularidades específicas de cada persona, grupo o comunidad.
  6. Personalización exige reconocer el valor del destinatario no como objeto sino como sujeto activo en el proceso de intervención con la intencionalidad de derechos y deberes.
  7. Promoción integral de la persona, considerada como un todo, desde sus capacidades potenciales y los múltiples factores internos y externos circunstanciales. Supone superar visiones parciales, unilaterales así como integrar la intervención a través de la interprofesionalidad.
  8.   Igualdad de oportunidades, de derechos, de equidad y de participación.
  9. Solidaridad, implicarse en el logro de una sociedad inclusiva, y la obligación de oponerse a las situaciones sociales que contribuyen a la exclusión, estigmatización o subyugación social.
  10. Justicia social con la sociedad en general y con las personas con las que se trabaja, dedicando su ejercicio profesional a ayudar a los individuos, grupos y comunidades en su desarrollo y a facilitar la resolución de conflictos personales y/o sociales y sus consecuencias.
  11. Reconocimiento de derechos humanos y sociales y su concreción en el ejercicio real de los mismos.
  12. Autonomía ejercida desde la confianza en las capacidades propias de los profesionales, sin coacciones externas.
  13. Autodeterminación como expresión de la libertad de la persona y por lo tanto de la responsabilidad de sus acciones y decisiones.
  14. Responsabilidad y corresponsabilidad con la persona usuaria, con todos los sujetos que participan en la intervención profesional y con las instituciones.
  15.  Coherencia profesional conociendo y respetando el proyecto y la normativa de la institución donde trabaja.
  16. Colaboración profesional de manera activa, constructiva y solidaria en relación con los/las otros/as profesionales que participan en la intervención profesional con la persona usuaria. Del mismo modo en lo referente a la auto-organización de los/as profesionales del trabajo social en sus estructuras organizativas colegiales.
  17. Integridad exige del profesional no abusar de la relación de confianza con la persona usuaria, reconocer los límites entre la vida personal y profesional, y no aprovecharse de su posición para obtener beneficios o ganancias personales.


Se exponen estos artículos ya que se considera que en muchos de ellos los trabajadores sociales pueden llegar a experimentar conflicto y que no es tan fácil como parece, por ello es importante conocerlos y saber cuáles son nuestras limitaciones para que nuestra práctica profesional sea lo más eficaz posible. 

Patricia Gómez Torres 3º A1.
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EL TRABAJO SOCIAL: UNA PROFESIÓN INVISIBLE.


Cada vez que ocurre un accidente, catástrofe o situación de riesgo, en los medios informan de los profesionales que acuden para prestar sus servicios como los médicos, enfermeros, psicólogos, bomberos, policía, etc. Pero, ¿qué pasa con los trabajadores sociales? ¿No acuden? ¿O es que no se habla de ellos?

Pero esto no es así. Los trabajadores sociales desempeñan una gran labor en este tipo de situaciones. Hay protocolos de preemergencia, impacto y postemergencia, en los que la principal función de los profesionales es dar apoyo social, emocional e información. Por lo que los trabajadores acuden a este tipo de situaciones y además son muy necesarios.
El problema, entonces, está en los medios de comunicación. En numerosas ocasiones han salido noticias en las que no se ha informado de la presencia de trabajadores sociales, que sí estaban, y en cambio hablaban de psicólogos.

Esto ha ocurrido, por ejemplo, en la información que se dio del atentado del 11M o del reciente terremoto de Nepal. Además, sin ir más lejos, cuando el pasado 24 de marzo ocurrió el accidente Germanwings, se publicaron las siguientes noticias:

Para que nuestro trabajo deje de pasar inadvertido de cara a los medios de comunicación, quizá sería necesario concienciar e informar a la población de que existen los trabajadores sociales como profesionales que cumplen una gran función en este tipo de situaciones u otras, al igual que los destacados en los medios, y que así, dejase de ser una profesión invisible y tuviera el mismo reconocimiento que otras. 

Patricia Gómez Torres 3º A1
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INFANCIA: Negligencia y malos tratos.

La Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) define el maltrato infantil como "Toda forma de violencia, perjuicio o abuso físico y mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, mientras que el niño se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un tutor o de cualquier persona que lo tenga a su cargo''

UNICEF entiende a los menores victimas de maltrato y el abandono como aquel segmento de la población conformado por niños, niñas y jóvenes hasta 18 años, que sufren ocasional o habitualmente actos de violencia física, sexual o emocional, sea en el grupo familiar o en las instituciones sociales. El maltrato puede ser ejecutado por omisión, supresión o trasgresión de los derechos individuales y colectivos e incluye el abandono completo o parcial.

El maltrato psicológico es una forma de agresión emocional y se ha definido como el daño que se hace contra las aptitudes y habilidades de una persona, destruyendo su autoestima, su capacidad de expresarse y de relacionarse, alterando su personalidad y en general el desarrollo armónico de sus emociones y facultades.

Tanto en el maltrato físico que ya he mencionado en alguna entrada anterior del blog, como en el psicológico (emocional), pueden causar graves consecuencias en la vida futura del menor. Hay que añadir que el maltrato emocional es bastante frecuente, pero es más sutil, aunque evidentemente es igual de grave.

Un dato interesante, es que la Federación Psiquiátrica Italiana considera que "la violencia en las películas fortalece el comportamiento mimético; proyecta al público una imagen distorsionada de la realidad y una actitud permisiva hacia la brutalidad, fomentando actitudes violentas". No hace falta decir que la manipulación psicológica ocasiona una distorsión total en la personalidad del menor al cambiar su percepción de la realidad y de la normalidad.


Se incurre en negligencia, cuando sin tener en su origen la intención de daño, se provocan por ignorancia, lesiones físicas al menor, podrían citarse casos como la ingesta de algún fármaco contraindicado en el embarazo que dañe al feto; el tabaquismo, alcoholismo o drogadicción de la madre durante el embarazo, que también provoca lesiones diversas; así como la transmisión de enfermedades venéreas. Para que se tenga en cuenta el hecho de que la negligencia no viene solo dada en el momento en que se cría a un hijo, sino que ya desde que tenemos conocimiento de su existencia pueden cometerse actos tan malos para un menor como una agresión física o psicológica a los ocho años de edad.

El hostigamiento que tienen algunos padres hacia sus hijos deportistas, provoca una ansiedad y malestar en el menor que quizás ni si quiera ha elegido estar en ningún deporte pero se lo han impuesto y le exigen un rendimiento mayor al que consigue. La negligencia puede darse también al poner al menor en manos de entrenadores improvisados, que por desconocimiento pueden causar lesiones en el niño por sobrecargarlo de actividades u órdenes.

Debe destacarse que se ha detectado en diferentes partes del mundo un creciente y alarmante reclutamiento de menores para llevar a cabo sacrificios humanos con ellos, siendo víctimas de un misticismo y una tradición que posiblemente desconozcan, puesto que en ocasiones estos menores pueden llegar a estar secuestrados o recogidos de horfanatos y de la calle. De la misma forma que los niños soldados son llamados a líneas de enfrentamiento y entrenados para atacar al enemigo.

Finalmente, hay que mencionar y darle especial importancia a todos esos menores que se encuentran en situaciones especialmente difíciles como los refugiados, víctimas de guerras; víctimas de desastres naturales; repatriados, hijos de trabajadores migratorios; víctimas del tráfico de órganos humanos o víctimas de la trata de niños para pornografíay abusos.

Realizado por: Sara Belén León Ortega, subgrupo A1 de la asignatura Ética y deontología para el Trabajo Social. 
jueves, 14 de mayo de 2015 0 comentarios

¿EGOÍSMO O ALTRUISMO EN EL TRABAJO SOCIAL?

Siempre se dice que la profesión de Trabajo Social se elige por vocación, es decir, que tu personalidad va a influir en esta elección.

En esta entrada vamos a plantearnos un problema moral, somos altruistas o egoístas, y lo más importante, ¿se pueden unir ambos conceptos?

Vamos a empezar con el concepto altruista que es más definitorio respecto a la profesión. Según Comte el altruismo es la conducta humana que consiste en brindar una atención desinteresada al prójimo, aun cuando dicha diligencia atente contra el bien propio.
Esta definición creemos que es bastante extremista en el aspecto de que antepones tu bienestar por el de otro, y no creemos que sea así del todo.
Por lo que ser altruista para nosotras se acerca más a la definición de ayuda desinteresada, ofreces tu atención a otro a cambio de nada, pero no como consecuencia de ello se ve afectado nuestro bienestar.

Respecto a la definición de egoísmo, según la RAE, es el inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.

Hay un tipo de egoísmo que es el que más se acerca al planteamiento al que queremos llegar, es el egoísmo ético que considera que las personas ayudan a las demás pero siempre en búsqueda de un beneficio posterior, es decir, que la ayuda representa un medio para obtener algo provechoso. Por lo que, creemos que el concepto altruista en el fondo debería de ir ligado con el concepto de egoísmo ético, porque aunque realizamos un buena acción de manera desinteresada eso no es así del todo, ya que recibimos una recompensa emocional. Un ejemplo es que si actuamos bien o para alguien recibimos una recompensa gratificante, y viendo el efecto positivo que produce en nosotros realizar dicha acción hará que repitamos esta conducta, por lo que nos atrevemos a decir que no existe el altruismo como tal, de manera desinteresada completamente, sino que existe un egoísmo altruista que nos hace actuar de esta manera porque recibimos un reconocimiento y una valoración tanto personal como de otros que nos provoca la repetición de estas buenas conductas.

Entonces, ¿el Trabajo Social es una profesión altruista o egoísta?


Aunque toda buena acción tenga una recompensa emocional positiva, creemos que el concepto de egoísmo está más centrado en una recompensa material, que el bienestar de los otros no te importe, e incluso que su malestar te alegre. Por lo que, sí creemos que sea una profesión altruista pero desde el punto de vista del egoísmo altruista. Realizamos buenas acciones de manera desinteresada aunque en el fondo vayamos a recibir una recompensa emocional mucho más importante y gratificante que una recompensa material, que para nosotras es la característica clave de un egoísta o egocéntrico. 

                                                   Patricia Gómez y Alba Leva A1
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LOS LIMITES ÉTICOS DEL TRABAJADOR SOCIAL

Teniendo en cuenta que el trabajo social es una profesión en la que estas en continuo contacto con los problemas y los conflictos de distintas personas, en mi opinión debemos de marcarnos unos límites para poder realizar una intervención adecuada. Pues si no lo hacemos, podremos no solo cometer errores, sino que los problemas de estas personas nos afecten personalmente, complicando así la futura intervención.

Una trasgresión de estos límites puede dañar la relación entre ambos.

Los trabajadores sociales deben entender que los límites profesionales son difíciles de identificar, y que deben seguir una serie de pasos para crear límites saludables desde el principio de la relación. 

En primer lugar, hay que comprender, ¿qué son los límites profesionales?, a continuación, identificar nuestros propios límites por si los estamos sobrepasando, y si es así, ¿Cuáles son las consecuencias de ello?, y por último, crear limites profesionales fuertes.

Para establecer los límites profesionales entre el usuario y el profesional hay que aclarar cuál va a ser la relación entre ambos. Es decir, explicarle al usuario que solo estarán en contacto durante las sesiones (a no ser casos excepcionales).

En el caso de que los límites se sobrepasen hay que volver a orientar y aclarar la situación al usuario.

Los límites se sobrepasan cuando el trabajador social viola la privacidad del usuario, utiliza un lenguaje despectivo hacia este, mantiene contacto físico excesivo, ya sea de forma cariñosa o agresiva.

Las consecuencias de trasgredir estos límites para el Trabajador Social son:
   •La pérdida de sus responsabilidades laborales.
   •Una mala gestión de recursos, y por lo tanto una mala           intervención.
  •Una excesiva involucración personal en el caso,         provocando una gran saturación emocional en el profesional.
    • Desvelar información personal de otros profesionales, o de sí mismo al usuario ó viceversa.
    • Y en el peor de los casos, el profesional puede recibir una multa, ir a prisión o perder temporal o totalmente el título de Trabajador Social.

En capítulo II del código deontológico del Trabajo Social hay un punto en principios generales que habla de los límites del profesional:

¨Integridad exige del profesional no abusar de la relación de confianza con la persona usuaria, reconocer los límites entre la vida personal y profesional, y no aprovecharse de su posición para obtener beneficios o ganancias personales.¨


                                                                                      Alba Leva A1
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EQUIPO PSICOSOCIAL, ¿RIVALES O COMPAÑEROS?

Un equipo psicosocial es un grupo integrado por psicólogos, trabajadores sociales y personal sanitario (médicos, forenses…), que al ser un equipo multidisciplinar permite responder a la amplia gama de problemas y necesidades de las personas con las que trabajan. Este equipo psicosocial a su vez puede estar acompañado por otros profesionales en función de las necesidades de la situación como mediadores, traductores, educadores sociales…

Equipos psicosociales puede haberlos en muchos sitios y situaciones, tanto a nivel estatal como por comunidades autónomas, en instituciones, ayuntamientos, juzgados…

Ambas profesiones tienen muchas cosas en común, y cosas diferentes. El Trabajo Social se basa en la psicología en muchos casos. En cambio, la psicología solo trata a la persona como individuo, que tiene problemas en su conducta, conflictos anteriores… pero en definitiva solo a la persona, en cambio el Trabajo Social además de centrarse en la persona también lo hace en la situación de esta, en su entorno, en sus condiciones…

Por lo que aunque sean dos profesiones ¨parecidas¨ cada una desarrolla sus propias funciones que complementando ambas, el resultado es mucho más eficaz.

Esto se puede ver en muchos ejemplos, se ha elegido uno que es el más típico y quizás el más conocido socialmente. En todos los juzgados hay un equipo psicosocial que se encarga de realizar informes sobre la situación de los hijos durante un proceso de divorcio, en sus manos está, en gran parte, la decisión del juez respecto a la custodia del niño. Para realizar el informe que se expondrá ante el juez, los psicólogos realizaran una serie de test y entrevistas al niño/a. en cambio, en trabajador social se pondrá en contacto con familiares, amigos, el centro escolar con el fin de valorar cual es el entorno de los mismos, su estabilidad etc. Por lo que no realizan la misma función pero si se complementan, haciendo que la intervención de ambos sea mejor.

Son dos profesiones que en muchas ocasiones resultan rivales, ya que ambas trabajan en los mismos campos y parece que sus funciones son parecidas, pero como hemos visto anteriormente no es así. Como trabajadores sociales debemos fomentar una buena relación y comunicación con otros profesionales, ya que si esto es así podremos realizar intervenciones mucho más especializadas que si lo hacemos solos sin la ayuda de otros profesionales.

Para que haya una buena comunicación y relación debemos respetar la profesión contraria y el trabajo que estos profesionales realizan, valorando los resultados que nos ofrecen y trabajando conjuntamente para ayudar a la persona que acude a nosotros.

                                                                                 Alba Leva A1
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INFANCIA: El abuso sexual.

El silencio es uno de lo factores más importantes a la hora del desconocimiento de todos los casos de vulneraciones de los derechos de los niños/as, debido al miedo o a manipulaciones. El abuso infantil es una forma de maltrato que los adultos infringen y que trae devastadoras consecuencias para la víctima.

El abuso sexual infantil se define como "cualquier clase de contacto sexual con una persona menor de 18 años por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad sobre el niño". En esta situación, el niño puede ser utilizado para la realización de actos sexuales o como objeto de estimulación sexual. Se podría expresar en estsos tipos de categorías:

1. Incesto: si el contacto físico sexual se realiza por parte de una persona de consanguinidad lineal o por un hermano, tío o sobrino. También se incluye el caso en que el adulto esta cubriendo de manera estable el papel de los padres

2. Vejación sexual: Cuando el contacto sexual se realiza por el tocamiento intencionado de zonas erógenas del niño o para forzar, alentar o permitir que éste lo haga en las mismas zonas del adulto.

3.- Abuso sexual sin contacto físico: seducción verbal explícita de un niño, la exposición de los órganos sexuales con el objeto de obtener gratificación o excitación sexual con ello, y la automasturbación en presencia del niño con el objeto de buscar gratificación sexual.

El término de abuso sexual revela el uso absivo e injusto de la sexualidad en las personas, refleja la idea de que no existe relación sexual apropiada entre un niño y un adulto, por el desconocimiento que éstos menores tienen de los actos a los que están siendo llevados, por lo que la resposabilidad recae totalmente en el adulto.

El abuso sexual por definición tiene que ver con el poder que existe entre la víctima y el adulto, por lo que hay que desmitficar el hecho de que al ser un/a adolescente de 16 años, es porque se ha acostumbrado a tener relaciones sexuales y se ha acostumbrado. El abuso sexual es el mismo se tengan 6, 14 o 18 años, incluso la mayoría de edad, porque el poder sobre tal relación reside en el adulto, y la víctima no tiene poder de decisión en esta ocasión, queda reducido a un mísero objeto placentero.

Las secuelas o consecuencias del abuso sexual en un niño son muchas y pueden servir como indicadores de tal situación; algunas de ellas son:

- Ansia o depresión,
- Sentimientos de inseguridad, terror a la presencia del adulto, cambios notorios en la personalidad y falta de confianza.
- Desarrollo de estados fóbicos o de pánico, miedos repentinos, tristeza, culpabilidad y vergüenza.
- Modificación del comportamiento a nivel del sueño: pesadillas, insomnio, terrores nocturnos.
- Trastornos de la alimentación: anorexia, bulimia compulsiva.
- Modificaciones bruscas del rendimiento en el colegio, dificultad de concentración, mala integración. - Abuso de drogas o alcohol, delincuencia.
- Ideas o intentos suicidas o conductas autodestructivas.

En niños pequeños se pueden dar comportamientos regresivos, como mojar la cama, decir que tiene el cuerpo sucio, dañado o tener miedo de que haya algo malo en él, desconfianza extrema.



Realizado por: Sara Belén León Ortega, subgrupo A1 de la asignatura Ética y deontología para el Trabajo Social.
miércoles, 13 de mayo de 2015 0 comentarios

INFANCIA: Factores que tiene en cuenta un juez a la hora de conceder la custodia.

Como bien es sabido, los encargados de la concesión de la custodia unos hijos/as a un padre/madre, no son solamente complicadas, sino que están enfocadas al mejor interés para el niño/a, y de cara al bienestar de este, por lo que la decisión elegida tendrá como puntos generales los siguientes datos:

- La edad y sexo del hijo/a.
- La salud, estabilidad y el estilo de vida que lleva el progenitor/a.
- La capacidad financiera del padre/madre para satisfacer las necesidades básicas del hijo/a.
- La situación y rutina de la vida actual del hijo/a, incluyendo actividades, horarios, etc.
- La relación entre el hijo y el progenitor/a.
- La preferencia del hijo/a, una vez que pasa de cierta edad, que en España suelen ser los 14 años de edad, en los que se considera que ya tiene una capacidad de análisis para valorar la situación en la que estará con cada uno.
- Aquellas necesidades médicas o emocionales que pueda tener el hijo/a.
- El impacto emocional y social que tendrá el hijo/a si se da cierta elección de custodia.

Es cierto que el juez puede atribuir más o menos peso a alguno de los factores, dependiendo de las circunstancias de cada caso, puesto que cada situación es un mundo, y cada niño tendrá unas necesidades diferentes. Con lo cual hay que valorar todas aquellas posibilidades que puedan darse con el progenitor/a escogido para su cuidado. A pesar de que los jueces tienen en cuenta la opinión del hijo/a a la hora de decidir a quién dar la custodia, es cierto que a veces han de valorar más variables que las que el niño/a puede haber pensado.

Una de las soluciones que se está dando a pequeños pasos para que la custodia no sea exclusivamente de uno de los progenitores, es la custodia compartida. Los requisitos para que un juez la acepte son tal y como establece el art. 92.5 del Código Civil, que  sea solicitada por ambos cónyuges de mutuo acuerdo, procurando no separar a los hermanos. Sin embargo, en los divorcios donde sólo uno de los cónyuges solicita la custodia compartida, se establece que se trata de un medida excepcional que sólo podrá acordarse si de esta forma se protege adecuadamente el interés del menor. 
El juez, antes de conceder la custodia compartida, deberá oír a los menores que tengan suficiente juicio y deberá valorar la relación que los padres mantengan entre sí. No será aceptada en ningún caso la petición si una de las partes está en un proceso penal por atentar contra la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual del otro cónyuge o de los hijos que convivan con ambos o bien cuando el Juez advierta la existencia de indicios fundados de violencia doméstica. Además, el juez podrá pedir la opinión de especialistas cualificados relativo al régimen de custodia más beneficioso para el menor y a la idoneidad de los padres para ejercer la patria potestad.

Realizado por: Sara Belén León Ortega, subgrupo A1 de la asignatura Ética y deontología para el Trabajo Social. 
martes, 12 de mayo de 2015 0 comentarios

EL SECRETO PROFESIONAL EN EL TRABAJO SOCIAL.

Toda profesión que trate con personas que comparten sus problemas, necesidades, preocupación, conflictos… con el profesional,  debe de respetar las intimidades de estas, y para ello está el secreto profesional.
La confidencialidad es un tema al que todos debemos mostrar respeto, pues está muy presente en nuestro día a día. La mayoría de las personas, en alguna ocasión de su vida, recurren a un profesional al que se le cuenta, de forma consciente o inconsciente, información intima de nosotros, y esperamos que esta información sea respetada y salvaguardada.

El trabajo social es una de esas profesiones.

En la propia definición de trabajo social hay conceptos como derechos humanos, justicia social, el respeto al valor y a la dignidad, por lo que la conciencia ética es una parte fundamental de la práctica profesional de los trabajadores sociales. Estos deben apoyar y defender la integridad y el bienestar físico, psicológico y emocional de las personas que acuden a ellos.

El diccionario de Trabajo Social define información confidencial como el conocimiento que se deriva de algún hecho o condición que pertenece a la vida privada de una persona y que se haya escondida a los ojos de los demás.
Según el diccionario de Trabajo Social de Ander- Egg, define el secreto profesional como la obligación de callar todo lo que el profesional conoce acerca de su labor específica, por motivos de discreción y para no causar daños materiales o morales a otra persona.

El Trabajo Social posee un código deontológico de la profesión que recoge en su capítulo IV la confidencialidad y el secreto profesional como un derecho y un deber que tenemos que respetar. Este código entiende por información confidencial aquella que es de carácter personal y que la persona usuaria no quiere que se revele.

El secreto profesional es algo inviolable para cualquier profesional, pues si no fuera así se perdería todo el respeto hacia la otra persona, lo que para mí es la base de esta profesión. Es un tema de gran importancia, pues cumpliendo el secreto profesional se le da esa confianza a la persona para que se sienta segura y respaldada, contándonos su situación abiertamente y sin el miedo de que esta deje de ser confidencial.



                                                               Alba Leva Díaz A1


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INFANCIA: ¿Cuándo ha de serpararse a unos padres de sus hijos?

''La infancia, que significa mucho más que el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la edad adulta, se refiere al estado y la condición de la vida de un niño: a la calidad de esos años. La calidad de las vidas de los niños y las niñas puede cambiar de manera radical dentro de una misma vivienda, entre dos casas de la misma calle, entre las regiones y entre los países industrializados y en desarrollo. Cuanto más se acercan los niños y las niñas a la edad adulta, más diferencias hay entre las distintas culturas, países e incluso personas del mismo país con respecto a lo que se espera de la niñez y al grado de protección que deben ofrecerles los tribunales o los adultos.
Sin embargo, a pesar de numerosos debates intelectuales sobre la definición de la infancia y sobre las diferencias culturales acerca de lo que se debe ofrecer a los niños y lo que se debe esperar de ellos, siempre ha habido un criterio ampliamente compartido de que la infancia implica un espacio delimitado y seguro, separado de la edad adulta, en el cual los niños y las niñas pueden crecer, jugar y desarrollarse.'' (UNICEF. Estado mundial de la infancia 2005)


Me parece importante mencionar bien esta reflexión y definición sobre la infancia a la hora de analizar situaciones como las que voy a presentar. En referencia al cuándo hay que separar a padres e hijos, quiero centrarme aquí, en la pérdida de la custodia y según la gravedad también la pérdida de la patria potestad, de las que sus principales causas son:

- Abuso infantil: tanto físico, sexual, daños emocionales causados por malas conductas, y todas aquellas acciones que puedan poner en peligro el desarrollo de una vida normal del niño. La custodia puede perderla tanto un padre que pueda ser el abusivo, como ambas partes si ambos han sido partícipes de ello.

- Negligencia infantil: referente al no proporcionar los medios adecuados para un estilo de vida sano y seguro, los diferentes apartados de esto, serían la higiene, la alimentación, la salud, los objetos peligrosos que estén a mano de los niños en la casa, y el hecho de no escolarizarlos, lo cual ralentiza el aprendizaje del niño para su vida futura.

- Abandono infantil: abandonarlo en la forma literal de la palabra, tanto queriendo como sin querer, descuidar su protección y bienestar personal por distracciones banales e indiferentes para una situación normalizada.

- Comportamientos parentales ilegales: venta de drogas, robos y otros delitos en que los padres están involucrados y por los cuales pueden ser procesados, con lo que el niño no solo ha vivido en un entorno inadecuado e inseguro, sino que aprende cosas que no son beneficiosas para su porvenir.


La problemática y dudas que surgen de todo esto, podrían enfocarse según mi perspectiva en estos tres planteamientos:

El primero, es que hay padres que por diversas circunstancias, tanto económicas como sociales, no pueden proporcionar el bienestar totalmente adecuado para sus hijos, pero éstos se sienten queridos y a pesar de los infortunios no querrían separarse de sus progenitores. Por lo que se plantea el momento en que por muy cierto que sea que puede haber una negligencia, no siempre es consciente, a veces es simplemente porque no tienes otra opción y la situación se ha dado así. Por lo que, ¿hasta qué punto tendríamos derecho de separar a una familia en una situación como esta?

Segundo, es conocido el tema de las falsas acusaciones, tanto de maltratos como de abusos que no se han verificado en su totalidad, pero que a veces dan sentencias y males peores que el remedio que intentaban solucionar. Esto se da por la depravación de la mente humana y por el establecerse como meta la consecución de unos objetivos que pueden ser totalmente injustos para la otra parte de la problemática, puesto que no solo los involucra como el malo de la película, sino que a veces no dan oportunidad de defensa total. Por lo que habría que estudiar más detenidamente la exclusividad de cada caso, y dedicarle el tiempo que merece por la delicadez e importancia que tiene para la vida de las personas.

Por último, está la delicada situación de hasta qué punto hay que ''ignorar'' en cierto sentido, el bienestar psicológico y emocional del niño porque no pueda vivir en unas condiciones totalmente plenas, y el por qué habría que separarlos de sus padres por esta situación. Ya que si no recuerdo mal, en el tercer mundo la mayoría de los ciudadanos viven por debajo de lo necesario para tener una vida digna, incluyendo niños, y no por ello se separan o destruyen familias enteras. Por lo que, ¿dónde podemos ver de verdad si una situación es totalmente desfavorecedora y la culpabilidad es de los padres, si a veces son ellos mismos quienes intentan darlo todo por sus hijos?

Esta cuestión viene a ser más una reflexión que una tabla de datos estadísticos concretos, y cabe destacar el hecho de que la gente tiene un prejuicio hacia las/los trabajadoras/es sociales muy marcado, el hecho de que somos unos ''roba niños''. 

Realizado por: Sara Belén León Ortega, subgrupo A1 de la asignatura Ética y deontología para el Trabajo Social.
miércoles, 29 de abril de 2015 0 comentarios

LOS RIESGOS DEL TRABAJO SOCIAL: AGRESIONES.

El Trabajo Social no es considerado públicamente como una profesión de riesgo, sin embargo encontramos numerosas situaciones en las que la integridad física y psicológica de éstos puede verse amenazada. Una agresión es, según la Real Academia de la Lengua Española, “un acto de acometer a alguno para matarlo, herirlo, o hacerle daño”.
Es un tema que no es está visibilizado socialmente, pero la realidad es que el 36% de los trabajadores sociales han sufrido agresiones verbales en algún momento de su carrera profesional y el 15% agresiones físicas. Según el Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo Social de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa, 7 de cada 10 manifiestan haber vivido situaciones de riesgo en su ejercicio profesional. Sin embargo, aunque nuestra profesión sea de alto riesgo de sufrir agresiones, debe tenerse en cuenta que éstas no son cotidianas, pero si continuas. 

Con este tema no se pretende realizar una crítica a las personas que acuden en respuesta a sus necesidades sociales ni a la profesión, sino conocer las posibles situaciones que pueden sufrir los profesionales y cómo se pueden abordar éstas.
Para ello, se analizan una serie de noticias que han aparecido en los medios de comunicación  sobre esta problemática. Encontrar casos que se hayan hecho públicos no ha resultado fácil, ya que como se ha expuesto anteriormente, no es un tema que esté visibilizado. Entre las noticias, se exponen las siguientes:

·     El diario montanes, el 13 de octubre de 2012, publicó la condena de una persona a 18 meses de cárcel por insultar, amenazar e intentar agredir con un arma blanca a un trabajador social. El hecho ocurrió por negarse a atender la petición de la demandante. La Audiencia consideró que la usuaria cometió un delito de atentado y estimó al trabajador social como funcionario público. El médico forense emitió un informe en el que acreditaba que la acusada padecía un retraso mental ligero y un trastorno leve de la conducta, aunque descartaba que tuviese la intensidad suficiente para alterar las capacidades de la persona. Por ello, el Tribunal se negó a aplicarle la atenuante.

·       El periódico de Aragón, el 11 de abril de 2014, publicó una noticia sobre una nueva agresión a una trabajadora social en el Centro Municipal de Actur. Según la fuente, el usuario agredió verbal y físicamente a la profesional del centro. Se puso en marcha el procedimiento que se marca en los protocolos de prevención ante estas situaciones. Desde que empezó el año, se registraron oficialmente siete casos más.

·      El Mundo, el 27 de enero de 2015, publicó en sus páginas una nueva noticia de agresión. Los hechos se produjeron en Jaén, cuando una mujer agredió a la trabajadora social y a la alcaldesa de Arroyo del Ojanco, que solicitaba un anticipo de la nómina de su marido.

·    UGT pidió medidas el 5 de septiembre de 2008, ante la situación de agresiones a trabajadores sociales en Granada. El sindicato considera “intolerable” que los profesionales que realizan servicios sociales “indispensables” para la comunidad estén sometidos a situaciones de “intenso riesgo”.

A partir de estas situaciones, y muchas otras,  en 2010 se publicó un Manual Orientativo de Prevención y Actuación ante posibles agresiones a trabajadores y trabajadoras  sociales, por el Colegio Oficial de Trabajadores Sociales.

¿QUÉ SE DEBE Y NO SE DEBE HACER ANTE UNA AGRESIÓN?
SIEMPRE
·         De forma preventiva:
1.  Contener la situación mediante el diálogo y la escucha activa. Buscar puntos comunes.
2.    Mostrar interés por la situación que vive. Permitir la liberación de la tensión emocional.
3.    Dar información de forma clara y concisa.
4.   Informar sobre el contenido de los informes y las consecuencias de los mismos.
5.  Informar sobre los procesos de queja, sugerencia y reclamación existentes en todos los procesos.
6.    Reconocer las carencias propias y de la institución.
7.    Transmitir que haremos lo que esté en nuestra mano, pero sin falsas expectativas.

·   En caso de peligro de agresión:
1.    Dar por finalizada la entrevista y acompañar a la persona a la salida de forma tranquila.
2.  Si no es posible, utilizar una pretexto para salir de la sala y volver acompañado de un compañero o compañera.
3.    Establecer distancia de seguridad y evitar el contacto físico.

· En caso de que se produzca la agresión:
1.    Repelerla usando medios proporcionales y dentro del marco legal para permitir la huída.
2.    Pedir auxilio. Si, pese al apoyo de un/a compañero/a, la actitud persiste, avisar mediante el 112 a las fuerzas de seguridad.
3.    Acudir a Centro de Salud o Mutua Laboral donde se elaborará parte de lesiones.
4.    Poner el hecho en conocimiento de la dirección del centro.
5.  Cumplimentar el formulario de registro de agresiones que figura en el presente manual y enviarlo al Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Madrid.
 NUNCA
·   Permanecer en el mismo lugar si la huida es posible.
·   Responder a las agresiones, desafiar o provocar.

· Personalizar las situaciones, diferenciando la situación planteada de la persona que la vive.

                                      Patricia Gómez y Alba Leva    GRUPO: A1
 
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